El Gavà perdió ayer domingo la tercera
división después de 24 temporadas compitiendo en categoría estatal (2ªB y
3ªDivisión). Esta temporada se cumplían 30 años de la última vez que el club
descendió de 3ªDivisión, en aquella ocasión cayendo a la desaparecida Regional
Preferente primero, y a 1ªRegional después. No fue hasta la temporada 94/95 y
tras tres ascensos consecutivos (regional preferente - 1ªCatalana – 3ªDivisión)
que el equipo recuperó la categoría, después de proclamarse campeón de
1ªCatalana en su única participación en la competición. Las categorías son
anécdotas de una historia casi centenaria, lo realmente importante es que ésta
siga escribiéndose.
Foto: Àngel Garreta | ceeuropa.cat |
El descenso ha sido la consecuencia lógica de
un año presidido por la inestabilidad a todos los niveles. La marcha de Maniega
fruto de la presión popular por el descenso administrativo a 3ªDivisión dejó al
presunto inversor Hugo Grgona, un argentino que el verano anterior prometía llevar
al club a 2ªA, al timón de un barco que ya nacía con una enorme vía de agua.
Se confeccionó una plantilla sin pies ni
cabeza, prometiendo sueldos inasumibles cuando ni siquiera había dinero para
inscribir al club en 3ªDivisión (suerte de la manga ancha de la Federación),
desfilando hasta cinco entrenadores hasta la fecha por el banquillo (las causas
de las salidas de dos de los cuáles, Mármol y Escudero, quedarán como dos de
los episodios más bochornosos de nuestra historia), y prácticamente dos
plantillas completas distintas. Que en septiembre unos socios implicados con el
club (me sigo quitando el sombrero ante su valentía, que yo no tengo) se
hicieran con las riendas del mismo posibilitó al menos que el Gavà acabe la
temporada, aunque el final deportivo no haya sido el deseado.
En diciembre en la asamblea de socios con más
explicaciones que yo recuerde (a nivel económico y a nivel deportivo, como el
por qué de la presencia de ciertos jugadores sin nivel en la plantilla, la
desaparición de Mario Barri, o la llegada de un secretario técnico extranjero que
nunca se produjo) se explicó con cierto optimismo la situación del club, con la
obligación y problemática de hacer frente a pagos inmediatos frente a Hacienda
y Seguridad Social que permitieran fraccionar el resto y cobrar las
subvenciones pendientes. La hoja de ruta planteada nunca se llevó a la
práctica, con un cisma en la nueva directiva -presidida por el segundo de
Maniega, Vicenç Giménez- que acabó con la dimisión de algunos de ellos.
Hace 45 días se anunciaba la cesión de la
gestión al Mercantil, en una operación que debía salvar al Gavà de sus graves
problemas económicos. En Radio Gavà se dio la operación por cerrada al 95% pero
muy probablemente esta semana se hará público que finalmente no habrá relación
entre el Mercantil y el Gavà, ya sea porque la auditoría no ha emitido el
necesario informe favorable para la conversión en SAD o porque el presunto
inversor asiático se ha quedado en un cuento chino. Para hacer balance de estos
45 días habrá que esperar a oir a las dos partes, aunque en primera instancia
indigna un poco que su primera “decisión” fuese despedir a Escudero, y que a
día de hoy, mes y medio después, aún no se le haya pagado el finiquito (lo que
ha comportado que Josu Julián no se haya podido sentar aún en el banquillo)
Relatados los hechos, dejo paso a una opinión sin
ningún valor, la mía, y es que el papel (en este caso la web) todo lo aguanta.
La situación deportiva puede ser mala, pero es lo de menos, lo importante es
resucitar a un club ahogado por las deudas, las principales -que se sepa- ante
Hacienda, Seguridad Social, y Escola de Futbol Gavà. Y desde la información que
se nos ha suministrado al socio y aficionado, se albira que no va a ser
sencillo. Podemos seguir esperando la llegada de salvadores cabalgando en un
caballo alado, pero estando en 1ªCatalana aún me cuesta un poco más creer en
ellos.
Urge reenfocar el club, y o mucho me equivoco
o sin la ayuda del Ayuntamiento va a ser muy complicado. Y cuando digo ayuda me
refiero a la económica, y no solo de palabra o reunión, pese a que creo
firmemente que este no debería ser el papel de ningún consistorio. Quede claro
que no hablo de ayudas millonarias como las aportadas por los consistorios de
Huelva o Badalona en sus respectivas localidades, hablo de encontrar fórmulas
para poder ayudar al club de forma efectiva, como la encontraron en
L’Hospitalet de la socialista Núria Marín, o en Vilanova (vía fundación) para
que el club cobre al menos las subvenciones que todos estos años no ha podido
cobrar por no estar al corriente con las administraciones públicas y sea
operativo. El Ayuntamiento no está al margen del club, y es que a nadie se le
escapa que Maniega era un hombre del consistorio, consejero de la empresa
municipal GTI -otro fiasco de gestión -, y con una dilatada trayectoria en el
PSC de Gavà.
Desde el desconocimiento me planteo si no podría el Ayuntamiento por ejemplo avalar con una subvención
(por las no cobradas en el pasado, por la del presente, o como un adelanto de
las futuras) un préstamo de una entidad bancaria cualquiera con el que el club
pudiera hacer frente a los pagos con las administraciones públicas y así
desencallar las subvenciones pendientes de cobro. Y si esta vía no es posible seguro
que hay muchas más fórmulas, sólo hay que tener la voluntad para ayudar a
solucionar el problema de un club que durante los últimos 20 años ha
significado muchísimo para dar a conocer la marca “Gavà” en España.
La otra pata que más cojea es la deuda con la
EF Gavà fruto de la ruptura del contrato en diciembre de 2014. Desde la escuela
se repitió por activa y por pasiva que no querían ningún mal para el club, que
el problema era un Maniega… que ya no está. No hace falta decir que están en su
derecho de hacer cumplir el acuerdo judicial al que se llegó porque el entonces
presidente ni siquiera quiso ir a juicio, acordando pagar íntegramente pero en
plazos -ya incumplidos los primeros- el coste de la ruptura unilateral del
contrato, pero lo cierto es que el Gavà ni puede ni podrá pagar esos 100.000 €
o más que les adeuda. Si el club no puede pagar y no tiene futbol base, y la EF
Gavà no podrá cobrar y no tiene primer equipo, no podrían sentarse y tejer
nuevas alianzas que redunden en positivo para las dos partes?
El resto de acreedores, entrenadores,
jugadores, están en su legítimo derecho de reclamar lo que les pertenece, solo
faltaba, aunque mucho me temo que sólo servirá para ahogar definitivamente el
club, algo sin duda merecido por una gestión lamentable, pero que acabamos
“pagando” los aficionados.
Si se encuentra una vía para seguir adelante,
en lo deportivo será necesario un equipo barato, que de aire en el campo
mientras el club intenta sobrevivir en lo económico, y para ello sólo se me
ocurre tirar de gente de casa, gente que les haga ilusión defender esta
camiseta. Jugadores de esas características en 1ªCatalana y 2ªCatalana existen
sobradamente, y entrenadores -si Josu que llegó con el Mercantil no sigue-
también, ya sean de la casa como Albert Poch, Eloy Martínez (Vista Alegre) o
Serrano (Begues), o de la zona que conozcan la categoría como Raúl Paje
(Viladecans) o Javi Gómez (Sant Ildefons).
Y si con mucho esfuerzo la directiva consigue
llevar todo esto adelante hay que tener claro que subir de 1ªCatalana a
3ªDivisión no es tarea sencilla (un super equipo como el Santboià tardó 3 años
en lograrlo), y que en cambio bajar a 2ªCatalana es relativamente sencillo, pues mientras solo sube uno directo y otro promociona, en función de los descensos compensados pueden bajar hasta 7 equipos.
Caer a 1ªCatalana puede ser la soga definitiva
o una oportunidad para renacer, y en eso los aficionados también tendremos
nuestra parte de culpa, si abandonamos al club a su suerte o si seguimos
a su lado.
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