Fin a la temporada 21/22, la del centenario, y a la estancia en 1ªCatalana. Cuando el club parecía asentado en la categoría, e incluso flirteando con el retorno a 3ªDivisión, un giro de guión llevó a montar un proyecto nuevo, desde cero, y a contrarreloj. Como suele suceder en estos casos, acabó mal, pero durante el camino se hicieron las cosas bien, y en mi opinión (creo que generalizada) poco se puede reprochar a un cuerpo técnico y una plantilla que siempre compitió y dio la cara, hasta acabar perdiendo la categoría por detalles, pequeños o grandes (según se mire).
Juanjo Carricondo tomó las riendas del banquillo en Julio
(!), cuando prácticamente todos los equipos tienen ya decididas sus plantillas
y la pretemporada acecha a la vuelta de la esquina. Había que montar un equipo
en mes y medio, pues la mayoría de jugadores de la temporada anterior habían
recibido un “empujón” a tierras vecinas, o prefirieron no continuar, sólo
Lebrero, Ferrán, Víctor García y Dowi siguieron vistiendo de azulgrana. Dowi lo
hizo además efímeramente. Todo ello llevó a desfilar por La Bòbila y Can
Torelló a infinidad de jugadores a prueba, algunos de los cuales se hicieron
con un hueco en la plantilla, incluso ofreciendo un notable rendimiento, pero
dejó una configuración de la plantilla que contaba con carencias.
Desde el principio el técnico buscaba un central zurdo,
básico para su estilo de juego, pero no lo encontró y se lo tuvo que inventar,
recolocando como centrales un lateral tras otro; un problema que quedó
enquistado durante toda la temporada. Dowi, que a priori era el fijo en el eje
de la defensa, casi no llegó ni a comenzar la temporada (sólo jugó dos partidos
al inicio), Rubén lo dejó en noviembre tras un susto con su rodilla y Paratore
se rompió el cruzado al poco de debutar. Así vimos desfilar como centrales a
Dowi, Víctor García, Saldaña, cuatro laterales como Rubén, Paratore, Lebrero y
Boza, e incluso al polivalente Theo (un experimento que duró un fatídico
partido) y ya al final, a Víctor Márquez y Joan Rubio, con la pequeña
aportación ya cuando no había nada en juego de Albert Cazorla, que se volvía a
calzar las botas siendo el segundo entrenador del equipo.
La pretemporada fue parca en resultados, sólo 1 victoria en
8 partidos (ante rivales de entidad eso sí, y es que prácticamente todos los
sparrings veraniegos han cuajado una gran temporada en sus ligas), pero buena
en sensaciones. Ya se empezaba a vislumbrar otro de los problemas que el equipo
ha experimentado por fases durante la liga, la dificultad para marcar gol, pues
sólo se sumaron 7 goles en esos 8 encuentros de pretemporada.
El inicio de liga fue inmejorable, victoria en el campo de
uno de los favoritos para el ascenso, el Vilanova, y ofreciendo una muy buena
imagen. A partir de aquí llegaron tres derrotas consecutivas, y lo más grave, dos
en La Bòbila ante rivales directos por la permanencia (Alcarràs y un
sorprendente Martorell) que se llevaban los puntos dejando la sensación de ser
inferiores al Gavà. El equipo jugaba mejor, pero concedía mucho atrás y no
transformaba sus ocasiones, iniciando una sangría de puntos en La Bòbila que se
ha mantenido durante toda la temporada. En aquel momento sin embargo me
atrevería a decir que la afición estaba relativamente tranquila, porque pese a
los resultados la imagen general era buena.
La paciencia tuvo sus resultados, una racha de cinco
partidos sin perder, dos victorias consecutivas en casa, una contundente ante
el Tàrrega (3-0), y otra cuajando una segunda parte espectacular frente al
Vista Alegre (1-0), dos empates en casa del después campeón Rapitenca y de un
aspirante como el Valls, cerrando el año ganando a domicilio en el último
minuto a otro rival directo, el Borges (0-1). Además sólo se habían encajado 2
goles en esos 5 partidos. El Gavà se plantaba en la jornada 10 en la
4ªposición, a 4 puntos del At.Lleida, 4 del Viladecans y 6 del Vilanova, estos
con un partido más jugado que los azulgranas. Lo que vendría después pocos lo
podían ver venir.
El coronavirus volvió a hacer acto de presencia en nuestras
vidas. La sexta ola de la pandemia asoló la plantilla, que estuvo un mes sin
entrenar y tuvo que aplazar sus partidos de diciembre y principio de enero. De
hecho llegó a jugar frente al Mollerussa prácticamente sin haber pisado el
césped. Y ya nada fue lo mismo. 5 derrotas seguidas en sólo 15 días, incluyendo
la pesadilla recurrente ante El Catllar en la que el equipo remontaba y caía en
el descuento; de soñar con luchar con los de arriba a verse inmersos en la cola
de la clasificación.
Una victoria de personalidad y carácter frente al Vilanova
(2-1) al inicio de la segunda vuelta parecía cortar la mala racha. A la semana
siguiente en Alcarràs el equipo levantaba un 3-1 en sólo 4 minutos, y después
empataba en La Bòbila frente a un Atlètic Lleida que llegaba por aquel entonces
con el cartelón de máximo favorito al ascenso. Otro parón, esta vez por
carnaval y por caprichos del calendario, durante el que el Gavà perdía por
diferentes motivos a Santiago, Bilal, y Marcos. Más problemas, demasiados.
Después, un empate en Martorell, la lógica derrota frente a
la Rapitenca, pero sobretodo la victoria en Tàrrega con otro gol salvador de
Pablo Franco y el debut de Kyeremeh, dejaban al Gavà en una buena situación
para el tramo final de temporada. Sin embargo, las “finales” no les sentaron
bien a los gavanenses. Se perdió ante dos rivales que agonizaban en busca de
sus últimas oportunidades, Vista Alegre y Borges Blanques, y un mal inicio de
segunda parte en El Catllar sepultó las posibilidades. Quedaba apelar a la épica
y esperar, pero los resultados de los rivales nunca acompañaron. El empate
(impugnado sin éxito) frente al Igualada dejaba casi sin opciones a los
azulgranas, que apuraron hasta el 90 en Mollerussa para intentar una machada
que no llegó, y que a tenor del resto de marcadores tampoco hubiera servido.
La liga se la llevó la Rapitenca, el mejor equipo de la liga
que jugará la temporada próxima en 3ªDivisión, el Mollerussa repetirá aventura
copera después de una espectacular segunda vuelta, y hasta cinco equipos han
descendido a 2ªCatalana: Solsona, Alcarràs, Vista Alegre, Borges Blanques y
Gavà. Una aberración, teniendo en cuenta que por ejemplo del grupo 1 de
1ªCatalana sólo han descendido 3.
En el apartado estadístico el Gavà consiguió 7 victorias, 6 empates y 15 derrotas en los 28 partidos de liga, logrando 35 goles a favor y 47
en contra, sumando 14 puntos en la primera vuelta y 13 en la segunda.
El Gavà ha utilizado esta temporada a 32 jugadores en partido de liga. El
jugador con más minutos ha sido Arnalot, fijo en la portería, mientras que
Pablo Franco ha sido el jugador de campo más utilizado. Arnalot a parte, Franco,
con Izuchi (el máximo goleador del equipo), han sido los jugadores que más
partidos completos han disputado (17), mientras que Gueri ha sido el más
sustituido (17). Como curiosidad Guillem es el jugador con el que estando sobre
el campo el Gavà ha obtenido mejores resultados, 6 victorias, 6 empates, y 7
derrotas.
El once con más minutos lo forman Arnalot, Santiago,
Lebrero, Víctor García, Martí, Marcos López, Gueri, Franco, Joel, Izuchi,
Ferrán, aunque curiosamente no han coincidido en ningún once titular.
Además de las del Gavà podéis encontrar las estadísticas y
datos de la temporada y de todos los jugadores del Grupo 3 de 1ªCatalana en Bdfutbol, aunque por tratarse de una categoría regional no se actualizan las
fichas individuales (tampoco los del Mollerussa que ya aparecían en la web por
haber disputado la Copa del Rey).
A partir de ahora, temporada 22/23. El presidente del Gavà
Iván Carrillo parece que lo tiene claro:
Más fuerte y más motivado, así me siento después del descenso @cfgavaoficial . Soy el máximo responsable y pido disculpas al socio y a la afición ! Pero puedo prometer que volveremos, con proyecto y ascensos !
— Ivan Carrillo Marcos (@IvanCarrilloMa4) May 30, 2022
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