7 años y 200 partidos

El partido entre Gavà y Amposta seguramente no pasará a la historia por lo entretenido, pero sí nos deja una efeméride significativa, por 200º partido consecutivo el Gavà saltó al campo con al menos un jugador formado en el futbol base en el once titular. 

Desde la primera fotografía, con Marc Rodergas (qepd) como único representante del futbol base, hasta la segunda, con 6 canteranos en el once, Pacheco, Alejandro, Joan Inés, Dolz, Gerard y Joaco, han pasado más de 7 años, para ser exactos 2.597 días, en los que el Gavà ha jugado 200 partidos de liga y en todos ellos ha contado al menos con un jugador del fútbol base. El último partido en el que no contó con ningún canterano fue el 20 de agosto de 2017, en la primera jornada de liga, cuando se enfrentó al Terrassa con sólo 12 jugadores disponibles (el portero Ayoub tuvo que salir como jugador en los últimos minutos) por no haber pagado la ficha del resto, y cayó por 3-0.

En estos 200 partidos han jugado una media de 4,315 jugadores procedentes de la cantera siendo el Gavà 3-0 Marianao de la temporada pasada el partido donde más canteranos se alinearon, un total de 9: Pacheco, Héctor Parrado, Izan Hernández, Alejandro, Ortega, Melero, Gerard, Xavi Almansa y Dolz, tan sólo Alís y Eme no habían pasado por las categorías inferiores. 

Ese once se quedó a 1 del récord, los 10 jugadores de la cantera que Albert Poch alineó de titulares hasta en 7 ocasiones la temporada 2013/14 (jornadas 2, 5, 7, 8, 9, 30 y 37). Aquella temporada el Gavà promedió 8,55 jugadores del fútbol base en el once por partido, una barbaridad, más teniendo en cuenta que hablamos de 3ªDivisión y que la mayoría eran nacidos entre 1992 y 1994.

Once ante el Ascó de la temporada 13/14

La mejor racha de la historia (al menos después de la Guerra Civil) se encuentra muy al alcance, pues fueron 206 partidos alineando de forma consecutiva un canterano entre septiembre de 1983 y febrero de 1989, aunque el índice medio de canteranos fue menor que en la actual, 2,74 por encuentro.

Lo que cuenta seguramente es ganar, pero que jugadores formados en el fútbol base defiendan el escudo del primer equipo de forma tan numerosa y tan extendida en el tiempo es sin duda un gran motivo de orgullo.