El otro futbol también juega

Esta noche, medio mundo se paralizará para presenciar el duelo entre los dos clubes que más filias y fobias despiertan, dos clubes que aglutinan –y dividen- tras de sí una parte enorme de los aficionados al fútbol del país, uno de los males endémicos e históricos del “futbol de pueblo”. Los focos y las cámaras se vuelcan para alumbrar los millones y el espectáculo que ofrecen los clubs superpoderosos, y rara vez vuelven la vista hacia los modestos, que no son competencia, pero pagan los platos rotos.

No se me malinterprete, Barça, Madrid, Espanyol, no son el problema en sí, pero crecer a su lado es cada vez más complicado. Desde pequeño se inculca a un niño que vista la camiseta de Barça o Madrid, se le enseña el himno, se le invita a chillar delante del televisor; casi siempre dando la espalda a aquel campo más pequeñito, más modesto, donde los cracks son menos cracks aunque su historia sea más rica. Y así, como puede, el fútbol regional subsiste con el interés y esfuerzo de sólo unos pocos, cada vez de una forma más precaria.

Pero el fútbol también nace en aquellos estadios menos transitados, e incluso en partidos de la máxima rivalidad y el máximo nivel, pone su granito de arena. A lo largo de la historia el Gavà ha hecho también su pequeña aportación al fútbol de élite, a los Barça-Madrid como el de esta noche; y yo, que tuve la suerte de que mi padre no me impuso himnos que no eran el mío, un dia decidí dar la vuelta a la esquina y allí ver de cerca algunas de ellas.

 

Que tengamos constancia, el Gavà ha aportado al FC Barcelona 6 jugadores: Jaume Sospedra (1939-47), Joaquín Navarro -foto- (1941-42), Alfonso Navarro (1946-50 y 1954-56), Xavier Escaich (1994-95), Ramón Ros (2003-04) y e incluso esta noche podría estar en el banquillo Martín Montoya (2010); mientras que al Real Madrid son 3: Joaquín Navarro (1949-57), Alfonso Navarro (1950-51), que vistieron las dos camisetas, y Antonio Ruiz Robles (1963-64).