Hoy acaba la segunda década de este siglo. Una década que en clave del CF Gavà se encuentra muy alejada del glamour de las dos anteriores, que estuvieron marcadas por grandes éxitos. En la última del siglo pasado el Gavà encadenó 4 ascensos consecutivos hasta asentarse en 2ªB, en la primera de éste se proclamó campeón de 3ª, regresó a 2ªB (dos veces), llegó a la final de la Copa Catalunya y de la Copa Federación, e incluso disputó un play-off de ascenso a 2ªA. Hablando en términos económicos podríamos decir que habíamos vivido dos décadas de recuperación, expansión y auge. La última ha sido de recesión y depresión.
El Gavà comenzó la década con un nuevo modelo
de club, seguramente mucho más adecuado a su realidad, que aportaba una cierta
estabilidad deportiva; poco podía esperarse el tobogán tempestuoso que han
acabado siendo estos años. Los primeros años estuvieron marcados por un equipo
repleto de chavales jóvenes criados en el futbol base de la EF Gavà (y del CF
Gavà, ya que ambos futbol base se habían fusionado en 2006), que de la mano de
Albert Poch y a pesar de seguir sufriendo retrasos en los pagos, fue capaz de
mantener el equipo en tercera.
Todo saltó por los aires a finales de 2014,
con la entrada de José García en el club y el radical cambio de rumbo que trajo
consigo. Tras salvarse en una descafeinada última jornada de liga 14/15, el
equipo entrenado por Juanma Pons consiguió el ascenso a 2ªB el curso siguiente,
tras superar tres rondas clasificatorias que tuvieron su colofón en el partido
de La Bòbila ante el Castellón, resuelto en los penaltis.
Un éxito que trajo consigo la presencia de
mucha más gente a La Bòbila, pero que se deshizo como un castillo de naipes.
José García, que según explicó Maniega ya ni se hizo cargo del viaje a Asturias
para enfrentarse al Marino en la promoción de ascenso, dio paso a Hugo
Grgona, empresario argentino que presumía de buenos contactos (Joan Laporta por ejemplo)
pero que tenía ciertos (graves) problemas con las transferencias que nunca llegaban.
Juanma Pons fue cesado a las primeras de cambio, casi tan pronto como llegaron
los impagos, y en su lugar llegó un Óscar Mena que no se sabe bien cómo logró
convencer a sus futbolistas para firmar una segunda vuelta espectacular y
lograr una efímera permanencia. Lo que se logró sobre el césped se perdió en
los despachos, y las deudas llevaron al equipo a tercera división.
El club estaba en caída libre. Los
“inversores”, ya fueran primero de Gavà o Argentina como hemos visto, o de Cuba o China
después, iban cayendo y desapareciendo uno tras de otro, a veces con billete de
ida y fugaz vuelta. Entremedias un grupo de socios logró forzar la dimisión de
Maniega y recobrar las riendas del club después de una conversión en sociedad
anónima Fake. Con mucho esfuerzo, dedicación, y amor por el club, lograron
mantenerlo con vida, aunque no pudieron evitar el descenso a 1ªCatalana.
Con la llegada de Iván Carrillo a la
presidencia la tranquilidad institucional parece haber vuelto a La Bòbila, sin
poder olvidar la deuda con la Agencia Tributaria y Seguridad Social -si no nos
dicen la contrario- que sigue siendo una seria amenaza a la supervivencia del
club. Sobre el campo hemos vivido una permanencia luchada y un intento de
ascenso frustrado, antes de que el coronavirus pusiera el “broche de oro” a una
atípica década tumultuosa.
A nivel individual, hasta 204 jugadores se han alineado en 350 partidos de liga, con un balance de 122 victorias, 90 empates y 138 derrotas (456 puntos). Pese a que en Gavà lo habitual era la continuidad en el banquillo hasta 11 entrenadores diferentes han dirigido al equipo a lo largo de esos 350 partidos... (12 si contamos a Fleming el día que Óscar Mena no se presentó al partido como medida de protesta).